Curso De Gestión Comercial De Inversores Financier
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Uno de los principales, si no el principal, objetivo de las estrategias comerciales en las entidades financieras es la creación y comercialización de productos que atraigan a nuevos clientes y, en un entorno de fuerte competencia, su fidelización como objetivo último para obtener ingresos recurrentes. Sin embargo, la actual crisis financiera ha puesto de manifiesto la fragilidad de un modelo que en muchas ocasiones no ha considerado al cliente como parte activa de la estrategia, generando como consecuencia la desconfianza hacia todo tipo de productos y, lo que es más grave, la pérdida de credibilidad del profesional y, por elevación, de la propia marca, con el enorme coste reputacional correspondiente. Esa misma razón ha llevado a las entidades financieras, cuando no por sí mismas, por la presión de los organismos supervisores y reguladores, a cambiar radicalmente su política de productos, a veces incomprensibles para las propias redes comerciales, y, fundamentalmente, sus métodos de venta pasando del “café para todos” a considerar el perfil del cliente. Todo ello se ha traducido en el “back to basic” actual tanto de clientes como de entidades pero eso merma sustancialmente los ingresos, de forma que, más pronto que tarde, se podrían reproducir los mismos errores en la comercialización de productos. La cuestión es que, para no incurrir en esos mismos errores, el único elemento diferenciador entre las entidades y, por tanto, quién conseguirá el doble objetivo de recuperar la confianza fidelizando al cliente y evitando el riesgo reputacional, estará en qué métodos se utilizan en la venta y cómo se vende. Es decir, en cómo se integrará de forma activa al cliente en el proceso, y eso pasa ineludiblemente por una gestión comercial sostenible de los inversores
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